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La pandemia del COVID-19, el crecimiento de la inflación, la falta de acuerdo sobre la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional y las elecciones legislativas de medio término del próximo 14 de noviembre han herido la economía de los argentinos.

El Gobierno del presidente Alberto Fernández se vio obligado a congelar los precios de más de 1.400 productos de consumo masivo hasta el 7 de enero de 2022, aumentar como nunca antes los controles sobre las cadenas de comercio y presionar a los empresarios e industriales para que respeten las medidas de emergencia.

Pero en las calles la realidad es otra, dice Oscar Rodríguez, un vendedor ambulante, que no pudo trabajar durante la pandemia y que por primera vez en su vida tuvo que mendigar alimentos en las calles.

“Porque la gente se fue quedando sin trabajo. Yo al principio lo veía como una cosa extraña, y siempre trabajé, hasta los momentos más difíciles. Imagínese que lo que me tocó es ir a buscar un plato de comida a la calle, y fue muy duro”, dijo Rodríguez.

En los barrios más populares la situación es muy grave y la gente busca los comedores comunitarios.

“De la noche a la mañana, al no poder salir a trabajar y no recibir la ayuda del estado, nos vimos obligados a pedir un plato de comida, una olla o una ayuda para los comedores, y se da lo que nosotros decimos…. los nuevos pobres, la gente que no sabe pedir”, explicó Gloria Díaz, cocinera de un Comedor Comunitario.

El problema de la falta de vivienda y el aumento de los costos ha dejado también a los argentinos sin un techo.

Según el presidente de la Federación de Inquilinos, Gervasio Muñoz, en septiembre contabilizaron “unos 17.000 desalojos y unas 50.000 personas que fueron desalojadas de forma ilegal y violenta, ya sea de inmobiliarias por inmobiliarias y propietarios pateándote la puerta hasta en la madrugada”.

Sin embargo, desde el Gobierno intentan enviar un mensaje de contención. “Estas medidas no son contra industriales o empresarios, es en defensa de todos”, señaló Matías Kulfas, secretario de Desarrollo Económico.

“La realidad es que la pandemia golpeó a todo el mundo, por supuesto que de manera diferente. Tiene que ver cómo estaba cada país en posición de ataque. Argentina estaba en una posición malísima”, dijo el ministro.

El caso del sector alimenticio es heterogéneo, hay todavía un camino por recorrer; hay algunas empresas que ya tienen rentabilidad y otras que están saliendo.

Toda esta crisis se desarrolla en medio de una campaña política para las elecciones legislativas del 14 de noviembre, donde el Gobierno lleva la peor parte en los sondeos.

VOA

viernes octubre 29, 2021