WASHINGTON D.C. – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes vía Twitter el cese del secretario de Defensa, Mark Esper. En un hilo de mensajes, el mandatario anunció, además, que su sustituto «interino» será Christopher Miller, quien asumirá el cargo «con efecto inmediato».

«Me complace anunciar que Christopher C. Miller, el altamente respetado director del Centro Nacional Antiterrorismo (confirmado unánimemente por el Senado), será el secretario de Defensa en funciones, con efecto Inmediato», señaló el mandatario en un tuit.

En un segundo mensaje, Trump aseguró que «Chris» hará un gran trabajo» y afirmó que «Mark Esper ha sido despedido», aunque expresó que le gustaría «agradecerle su servicio».

De esta manera, Miller, que fue confirmado por el Senado para su actual cargo con un voto a viva voz, que es lo habitual cuando hay consenso en el pleno, se convertirá en el cuarto jefe del Pentágono en los cuatro años de mandato del presidente Trump.

Los primeros fueron el general Jim Mattis, quien presentó su dimisión en diciembre de 2018 después de que el mandatario anunciara por sorpresa la retirada de tropas estadounidenses de Siria; a quien sustituyó el que hasta entonces había sido el segundo al mando en el Departamento de Defensa, Patrick Shanahan, quien apenas ostentó el cargo de secretario interino durante seis meses.

A continuación llegó Esper, quien fue confirmado por la Cámara Alta el 23 de julio de 2019, tras una votación de 90 votos a favor y 8 en contra.

Tensa relación con Esper
A pesar de que este exmilitar y cabildero, de 56 años de edad, evitó confrontaciones con la Casa Blanca en materia de política exterior, Esper comenzó a distanciarse del presidente a raíz de la oleada de protestas que sacudió al país tras la muerte de George Floyd, un afroestadounidense que falleció en mayo cuando se encontraba bajo custodia policial.

Ante los disturbios que se registraron en algunas ciudades, Trump amenazó con invocar la Ley de Insurrección de 1807, que hubiera permitido al presidente desplegar al ejército en suelo estadounidense para enfrentar las protestas, aunque el Ejecutivo descartó hacerlo en un principio.

Esper reaccionó asegurando desde la sala de prensa del Pentágono que esa ley solo debería ser invocada “en las situaciones más urgentes y extremas” y afirmó, “no estamos ahora en una de esas situaciones”.

Asimismo, Esper, también se distanció de la línea establecida por la Casa Blanca en relación con la prohibición del uso de símbolos confederados en las Fuerzas Armadas.

La Confederación fue una agrupación de once estados del sur que defendían la esclavitud y que anunciaron su separación de la Unión Americana, desatando la Guerra Civil. Muchos ciudadanos ven en esta facción a quienes lucharon por perpetuar la esclavitud y, consecuentemente, lo consideran un símbolo de racismo.

Una de las reclamaciones de las protestas raciales era, precisamente, acabar con los monumentos a militares sureños que trufan el país, pero también acabar con el reconocimiento que se les brinda al poner su nombre a calles, edificios públicos e instalaciones militares.

Mientras que la presidencia rechazó de plano la posibilidad de valorar estas peticiones, al considerarlas un ejemplo de «supresión cultural», el Pentágono vetó el uso de la bandera confederada, distintas ramas del ejército vetaron las referencias sureñas en sus insignias y tanto Esper como el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, se mostraron abiertos a renombrar las bases militares.

(Noticia en desarrollo)

lunes noviembre 9, 2020