Desnutrición, golpizas y escasez: Presos políticos cuentan cómo sobreviven en las cárceles cubanas

AFP

Varios presos políticos cubanos denunciaron los maltratos físicos y psicológicos a los que son sometidos en las cárceles de la isla.

En declaraciones a Martí Noticias precisaron que a la escasa alimentación, la falta de medicamentos y las precarias condiciones de las cárceles hay que sumar las amenazas y golpizas de reos comunes de alta peligrosidad que colaboran con las autoridades.

“Son los mismos directores. En el caso de Kilo 7, el jefe de Cárceles y Prisiones incita a los presos a que den golpes. Y no pasa nada porque ellos gozan de impunidad», aseguró el líder de la Unidad Camagüeyana por los Derechos Humanos, Virgilio Mantilla Arango, quien cumple una condena de tres años y medio en ese penal de máxima seguridad.

«Entre los oficiales implicados está el capitán Leonardo, director del centro penitenciario», comentó.

Mantilla Arango, condenado por el delito de daños a la propiedad luego de pintar en la fachada de una vivienda la frase «Comunismo No, Martí Sí», se encuentra en una compleja situación de salud. Según dice, no ha tenido la asistencia médica especializada desde que recibió una brutal golpiza por parte de uno de los presos comunes del penal.

Omar Ortega Mendoza, condenado por el Tribunal Municipal de Morón a tres años y medio de cárcel por criticar al gobernante Miguel Díaz-Canel, también denunció las terribles condiciones de la cárcel en la que se encuentra.

El preso había estado ya diez meses recluido por una condena anterior cuando cuestionó la corrupción en el hospital de Morón durante los meses más críticos de la pandemia del coronavirus. Ortega Mendoza trabajaba como camillero y luego de sus declaraciones una comisión de médicos militares de La Habana realizó una inspección a la instalación, que terminó con la destitución de su director, el doctor Juan Carlos Villares.

“Ni la otra vez que yo estuve preso yo vi tanta miseria», explica Ortega y asegura que ha perdido más de 40 libras. «En mi vida he estado tan flaco. Ahora peso 120 libras. Esto es una tortura, a ellos no les basta con tenerte preso y privarte de la libertad, tienen que torturarte con el tema de la comida también”.

Adrián Cao Tejera, sentenciado por su participación en las protestas del 11 de julio en Cárdenas, Matanzas, también refiere haber perdido mucho peso en la prisión de Canaleta, en el municipio de Perico.

“Me tienen aquí a base de mentiras nada más, yo tomo medicamentos para los nervios en la mañana, el almuerzo y después de comida. Ahora solo tengo la carbamazepina, no hay más ninguno”, explicó el preso político.

Tejera, de 32 años, es pacientes psiquiátrico y cumple seis años de condena por los presuntos delitos de desacato, desórdenes públicos y atentado.

Otro de los presos consultados por nuestra redacción fue Maikel Armenteros Oramas, quien padece de asma y se encuentra cumpliendo condena en la prisión Alambradas, de Manacas, Villa Clara.

“Tres meses llevo sin el aparatico (salbutamol)”, dijo.

Armenteros Oramas, condenado a siete años por los delitos de atentado y resistencia, ha tenido tres cirugías por un accidente vehicular ocurrido hace años que le dejó secuelas. Además de él, su hermana y cuñado cumplen condena por participar en la manifestación del 11 de julio en la ciudad de Santa Clara.

En Las Mangas, la prisión provincial de Granma, se encuentra recluido Julio Cesar Vega Santiesteban, miembro de la organización opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).

“Constantemente la represión de los órganos de la seguridad del estado están arriba de mí, me hacen requisas a cada rato y se lleva documentos y mis cosas personales. Aquí no hay comida ni medicamentos”, destacó el opositor.

Jorge Bello Domínguez, condenado a 15 años de prisión por su participación en las manifestaciones del 11 de julio, está recluido en el Combinado del Este. El preso sufre una crisis de varicocele, además de ser diabético. Su esposa, Yuleidys López González, asegura que no recibe atención médica desde hace cuatro días.

“Está soltando sangre de nuevo y con mucho dolor. No hay medicamentos para darle. Hacemos responsables a las autoridades del penal de lo que le suceda a Jorge por falta de atención”, afirmó.

El periodista independiente ha sido maltratado en reiteradas oportunidades en el Combinado del Este. La última vez ocurrió el ocho de noviembre cuando lo sacaron por la fuerza del Edificio No 1, Tercero Sur y le echaron spray en los ojos. Ha sido también enviado a celdas de castigo por las denuncias que realiza sobre las precarias condiciones que sufren en el penal.

 

Colaboración Martinoticias

jueves febrero 1, 2024